24/4/07

Posibles solucións á problemática ribadense - O Municipalismo I

Tratamos agora un tema non tratado nunca nesta bitácora: o municipalismo. Ao ser un tema que non conozco poñerei aquí un texto que me gustou, informativo. Está en castelán, así que xa é dúas veces "políticamente incorrecto".


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Título: Municipalismo: El participacionismo

Autor: Diego Urioste

Data: 10/01/2007

Fonte: Urioste – Ágora Revolucionaria - http://urioste.wordpress.com/2007/01/10/municipalismo-el-participacionismo-2/

El participacionismo es la antítesis del electoralismo. La práctica política actual se basa en el sistema de representación a través de los votos. El electorado delega las funciones políticas al político, que ejerce de representante electo durante cuatro años. Este sistema de baja participación ciudadana ha derivado, prácticamente desde sus inicios, en un sistema electoralista de ruptura ciudadana donde existen dos clases incomunicadas: la clase política y la clase ciudadana.Así, la representabilidad del sistema electoralista queda deslegitimada, ya que los anhelos y voces de la ciudadanía no están representados en el municipio dirigido por una clase prácticamente antagonista de los votantes. El estamento político ejerce las funciones políticas usurpadas a los ciudadanos a través de elecciones cada cuatro años, captando sus votos a través de un marketing político ponzoñoso y deshonesto cuyos programas nunca cumplen.

Con este panorama, la ciudadanía va perdiendo el interés en un método de representación que debería conseguir todo lo contrario: la involucración total de los vecinos del municipio. El sistema democrático actual basa su existencia en un acuerdo tácito entre los ciudadanos, asentado en la legitimidad del voto representativo. Si ese voto es flojo, minoritario, rutinario y está desmotivado, el sistema carece de sentido.

El participacionismo es el sistema de construcción municipal por y para los ciudadanos. A diferencia del electoralismo que sólo pide el voto cada cuatro años -y el silencio posterior-, el participacionismo llama a construir y participar -valga la redundancia- al ciudadano dentro del actual sistema de representación política. Se trata de revolucionar las instituciones municipales para que estas ofrezcan dinámica y eficientemente alternativas y soluciones a través del trabajo de todo el municipio.

El trabajo debe estar encaminado hacia la estructuración de una comunidad viva, donde el municipio como entidad política y territorial adquiera el poder necesario para poder constituir una plataforma de representación ciudadana. El municipio, como una “familia política”, deberá ser un organismo vivo compuesto por los ciudadanos, y no por una clase política excluyente. Para tal efecto es preciso un cambio de concepto radical: el municipio no es una estructura de políticos, es una comunidad de ciudadanos.

La elección de representantes políticos significará un contrato entre los vecinos y el representado de trabajar juntos en un proyecto. Este cambio conceptual es contrario a la delegación: es una llamada a la participación y al trabajo. El municipio como comunidad será la viva representación de la ilusión política, social, cultural y económica de los ciudadanos. Los representates electos, en un sistema participacionista, deberán dotar al municipio de foros donde los vecinos no sólo puedan expresarse, sino debatir y sobre todo construir. Estos foros se organizarían a modo de consejo donde estarían representados los distintos movimientos ciudadanos. Cada foro estaría concretado en un tipo de problemática: foro de la vivienda, foro de la cultura, foro del trabajo etc…

Este tipo de organización involucra al ciudadano en los organismos que le representan, reforzando la legitimidad del sistema representativo en los municipios a través de su participación. Armoniza la relación entre cargos electos y los electotes, que trabajarían mano a mano para la consecución de los objetivos y programas políticos. Impulsaría la vida social y política del municipio, ya que todos los esfuerzos ciudadanos trabajarían en sinergia. Reactivaría la transparencia política y eliminaría el vasallaje y oscurantismo de los municipios de hoy en día.

El municipio debe volver a ser el centro de la vida política -como lo es la familia de la vida social- y el participacionismo la herramienta para su legítima representación

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